Jesús, como otros muchos destacados pensadores de la Antigüedad, no escribió nada, o al menos, no hay constancia de que lo haya hecho.
Todas las fuentes para la investigación histórica de Jesús de Nazaret son, por lo tanto, textos escritos por otros autores.
El más antiguo documento que se sabe con certeza que se refiere a Jesús de Nazaret es el llamado papiro P52, que contiene un fragmento del Evangelio según San Juan y que data, según los mejores cálculos, de aproximadamente un siglo después de la fecha probable de la muerte de Jesús.
Aunque testimonios materiales de la vida de Jesús son muy tardíos, estos escritos han sido analizados por historiadores del lenguaje, quienes saben establecer la antigüedad de un texto según las palabras que en él se utilicen y el sentido que se les de.
Estos filólogos históricos, como se les conoce, han logrado reconstruir la historia de estos textos con bastantes probabilidades de no equivocarse; y así concluyen que los primeros textos sobre Jesús, que son algunas cartas de Pablo, fueron escritos unos veinte años después de la fecha probable de su muerte,
También están de acuerdo en que las principales fuentes de información acerca de su vida, que son los evangelios canónicos, se redactaron en la segunda mitad del siglo primero.
También hay acuerdo en fijar estas fechas de esos escritos, al igual que es posible ponerle una fecha aproximada a los poquísimos testimonios acerca de Jesús que hacen autores no cristianos a finales del siglo primero y principios del siglo dos.
En el estado actual del conocimiento acerca de Jesús de Nazaret, la opinión predominante en medios académicos es que sí se trata de un personaje histórico, cuya biografía y mensaje fueron bastante alterados por los redactores de las fuentes, que actuaron movidos por intereses religiosos.
Existe sin embargo, una minoría de estudiosos que, criticando radicalmente las fuentes, consideran probable que Jesús no fuese un personaje histórico real, sino una entidad mítica, similar a otras figuras objeto de culto en la Antigüedad.
Jesús, como otros muchos destacados pensadores de la Antigüedad, no escribió nada, o al menos, no hay constancia de que lo haya hecho.
Todas las fuentes para la investigación histórica de Jesús de Nazaret son, por lo tanto, textos escritos por otros autores.
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El más antiguo documento que se sabe con certeza que se refiere a Jesús de Nazaret es el llamado papiro P52, que contiene un fragmento del Evangelio según San Juan y que data, según los mejores cálculos, de aproximadamente un siglo después de la fecha probable de la muerte de Jesús.
Aunque testimonios materiales de la vida de Jesús son muy tardíos, estos escritos han sido analizados por historiadores del lenguaje, quienes saben establecer la antigüedad de un texto según las palabras que en él se utilicen y el sentido que se les de.
Estos filólogos históricos, como se les conoce, han logrado reconstruir la historia de estos textos con bastantes probabilidades de no equivocarse; y así concluyen que los primeros textos sobre Jesús, que son algunas cartas de Pablo, fueron escritos unos veinte años después de la fecha probable de su muerte,
También están de acuerdo en que las principales fuentes de información acerca de su vida, que son los evangelios canónicos, se redactaron en la segunda mitad del siglo primero.
También hay acuerdo en fijar estas fechas de esos escritos, al igual que es posible ponerle una fecha aproximada a los poquísimos testimonios acerca de Jesús que hacen autores no cristianos a finales del siglo primero y principios del siglo dos.
En el estado actual del conocimiento acerca de Jesús de Nazaret, la opinión predominante en medios académicos es que sí se trata de un personaje histórico, cuya biografía y mensaje fueron bastante alterados por los redactores de las fuentes, que actuaron movidos por intereses religiosos.
Existe sin embargo, una minoría de estudiosos que, criticando radicalmente las fuentes, consideran probable que Jesús no fuese un personaje histórico real, sino una entidad mítica, similar a otras figuras objeto de culto en la Antigüedad.