Martes, 21 Mayo 2013 05:28

Es preciso impulsar el cambio en cantones deprimidos

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Somos iguales ante la ley en cualquier parte del territorio de Costa Rica y por ende, estamos obligados a cumplir deberes y disfrutar de derechos. El ideal es que todas las personas gocen de la atención del Estado y de las oportunidades que la sociedad como un todo, debe brindar a cada uno de sus habitantes.

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Sin embargo, en términos de justicia y de deberes del Estado, creo que es necesario repasar una vez más, los factores que hacen de un barrio, comunidad, distrito o Cantón, un hábitat próspero o por el contrario, deprimido.

Nuestro país ha ido dando pasos importantes en materia de desarrollo humano. En algún tiempo fue pionero en ello; pero ahora los esfuerzos por subir peldaños no están resultando fáciles de lograr.

Estudios como los del Programa de las Naciones Unidades para el Desarrollo nos presentan una fotografía de la realidad de cada Cantón del país. El panorama general es complicado; refleja grandes desigualdades e inequidades.

A nivel territorial y de concentraciones humanas, seguimos teniendo dos Costa Ricas. En un extremo superior, una donde vivir bien, que permite a sus habitantes el acceso a los beneficios que el Estado debe ofrecer.

Y está la otra Costa Rica del extremo inferior, en la cual los Cantones de Guatuso, Sarapiquí, Buenos Aires, Matina, Talamanca y Alajuelita, se mantienen postrados al final de la lista del desarrollo y progreso.

Quiero profundizar estas reflexiones sobre un cantón que es ejemplo vivo de lo que estoy señalando. Se trata del Cantón de Alajuelita, que lamentablemente, Gobierno tras Gobierno, continúa en una injusta e incomprensible depresión.

En la mayoría de los índices de desarrollo, Alajuelita es uno de los cantones con evaluación más deficiente. La desigualdad en el desarrollo de hombres y mujeres, el bajo desarrollo humano en general y la alta vulnerabilidad en la que se encuentra la niñez, son los temas más preocupantes.

Paradójicamente y aún contando con acceso a todos los servicios, pese a estar contiguo al polo de desarrollo comercial que tiene el Cantón de San José y al enorme desarrollo comercial que ha tenido el cantón de Escazú, Alajuelita tocó fondo en el índice de desarrollo humano y es el más rezagado.

El Gobierno ha llevado a cabo algunas obras en el Cantón pero se requiere de un compromiso más profundo que lleve a las instancias gubernamentales a establecer un norte bien definido. Propongo –una vez más- que durante los meses que quedan de esta administración, trabajemos en una agenda concreta, y que bajo el liderazgo comunal e institucional, propiciemos las condiciones por las cuales Alajuelita viene luchando.

Reitero que los habitantes de Alajuelita y demás cantones deprimidos tienen los mismos derechos que el resto de los habitantes del país. Este principio es irrenunciable y ante él, el Estado y la sociedad toda deben ser solidarios con el individuo y la comunidad. El caso de Alajuelita, particularmente, constituye una buena ocasión para demostrarlo.
Alicia Fournier Vargas, Diputada