Esta reflexión la hemos titulado el Sapo Sordo y dice así:
Resulta que una vez inventaron hacer una competencia de sapos, la cual consistía en subir una enorme torre.
La multitud abarrotó el lugar de la competencia y miles de sapos se aprestaron a intentar subir hasta la punta de la torre.
Pero la gente decía: “qué va, eso está muy alto, no lo van a conseguir”
Y así, unos cuantos sapos, con solo ver lo alto de la torre dijeron: “eso es imposible” y se fueron.
Pero quedaron suficientes para iniciar la competencia y ahí estaban los sapos, saltando, tratando de subir la torre, mientras la gente decía: “esos sapillos no lo van a lograr, eso es imposible”
Y así otros tantos desistieron de su esfuerzo.
Pero en medio de todos, un sapo pequeño y flaco, intentaba subir a la torre con todas sus fuerzas.
Y así, la gente insistía: “ninguno va a poder subir, esa torre es muy alta”
Y los sapos uno a uno se fueron retirando dejando solo a ese sapo pequeño y flaco que seguía intentando subir sin importarle nada.
Lo intentó con tan ahínco que alcanzó la meta y todos corrieron a felicitarlo y a preguntarle cuál había sido su secreto para ganar donde todos habían caído derrotados.
En ese momento se dieron cuenta que ese sapo era sordo y no había podido escuchar nada de lo que decía el público.
Aprendamos a ser sordos con esas personas que solo nos dicen cosas negativas y llegaremos tan alto como el sapo de esta historia que no escuchó a quienes solo querían que desistiera de la competencia sin dar su máximo esfuerzo.
Esta reflexión la hemos titulado el Sapo Sordo y dice así:
Resulta que una vez inventaron hacer una competencia de sapos, la cual consistía en subir una enorme torre.
La multitud abarrotó el lugar de la competencia y miles de sapos se aprestaron a intentar subir hasta la punta de la torre.
Pero la gente decía: “qué va, eso está muy alto, no lo van a conseguir”
Y así, unos cuantos sapos, con solo ver lo alto de la torre dijeron: “eso es imposible” y se fueron.
Pero quedaron suficientes para iniciar la competencia y ahí estaban los sapos, saltando, tratando de subir la torre, mientras la gente decía: “esos sapillos no lo van a lograr, eso es imposible”
Y así otros tantos desistieron de su esfuerzo.
Pero en medio de todos, un sapo pequeño y flaco, intentaba subir a la torre con todas sus fuerzas.
Y así, la gente insistía: “ninguno va a poder subir, esa torre es muy alta”
Y los sapos uno a uno se fueron retirando dejando solo a ese sapo pequeño y flaco que seguía intentando subir sin importarle nada.
Lo intentó con tan ahínco que alcanzó la meta y todos corrieron a felicitarlo y a preguntarle cuál había sido su secreto para ganar donde todos habían caído derrotados.
En ese momento se dieron cuenta que ese sapo era sordo y no había podido escuchar nada de lo que decía el público.
Aprendamos a ser sordos con esas personas que solo nos dicen cosas negativas y llegaremos tan alto como el sapo de esta historia que no escuchó a quienes solo querían que desistiera de la competencia sin dar su máximo esfuerzo.