Según un estudio realizado en Estados Unidos las mujeres sometidas a mucha presión laboral tienen un 40% más de riesgos de enfermedades cardiovasculares que aquéllas con empleos menos exigentes.
Esta presión laboral conocida como un tipo de estrés psicológico, es causada cuando la persona tiene un empleo exigente, en el cual se ofrecen oportunidades limitadas para tomar decisiones o para utilizar las capacidades creativas e individuales de la persona.
Este estrés laboral se cree que ocasiona que en las mujeres la liberación de hormonas como la adrenalina y el cortisol, cuyos niveles constantemente altos pueden dañar el sistema cardiovascular.
También pueden incrementar los niveles de inflamación que pueden desestabilizar las placas de grasa que se depositan en los vasos sanguíneos, lo cual podría causar problemas circulatorios.
Es por eso que según la investigación hecha por el Hospital Brigham en Boston, las mujeres tienen 88% más riesgo de un infarto y más probabilidades se sufrir derrame cerebral y daños a las arterias.
La doctora Michelle Albert, quien dirigió el estudio, afirma que el estrés del trabajo parece tener efecto tanto de corto como largo plazo en la salud cardiovascular.
La presión laboral resulta en ausentismo, enfermedad y discapacidad, los cuales pueden reducir la productividad y la competitividad.
"El empleo puede afectar tanto positiva como negativamente la salud por eso es importante, como parte de un "paquete" completo de cuidado a la salud, poner atención a las presiones del trabajo", según comentó la doctora Michelle Albert.
Se cree que se este pasando por alto estas enfermedades, debido a que las mujeres presentan síntomas menos comunes, como dolor de la espalda baja, sensación de ardor en el pecho, malestar abdominal, náusea o fatiga, lo cual dificulta buen un diagnóstico.
Es por eso que se no se brinda un tratamiento adecuado y oportuno a las mujeres, ya que a menudo se piensa equivocadamente que las enfermedades del corazón son un problema masculino.
Según la investigadora, es crucial que los jefes vigilen el estrés que generan los empleos y tomen medidas para tratar de mejorar la situación.
Según un estudio realizado en Estados Unidos las mujeres sometidas a mucha presión laboral tienen un 40% más de riesgos de enfermedades cardiovasculares que aquéllas con empleos menos exigentes.
Esta presión laboral conocida como un tipo de estrés psicológico, es causada cuando la persona tiene un empleo exigente, en el cual se ofrecen oportunidades limitadas para tomar decisiones o para utilizar las capacidades creativas e individuales de la persona.
Este estrés laboral se cree que ocasiona que en las mujeres la liberación de hormonas como la adrenalina y el cortisol, cuyos niveles constantemente altos pueden dañar el sistema cardiovascular.
También pueden incrementar los niveles de inflamación que pueden desestabilizar las placas de grasa que se depositan en los vasos sanguíneos, lo cual podría causar problemas circulatorios.
Es por eso que según la investigación hecha por el Hospital Brigham en Boston, las mujeres tienen 88% más riesgo de un infarto y más probabilidades se sufrir derrame cerebral y daños a las arterias.
La doctora Michelle Albert, quien dirigió el estudio, afirma que el estrés del trabajo parece tener efecto tanto de corto como largo plazo en la salud cardiovascular.
La presión laboral resulta en ausentismo, enfermedad y discapacidad, los cuales pueden reducir la productividad y la competitividad.
"El empleo puede afectar tanto positiva como negativamente la salud por eso es importante, como parte de un "paquete" completo de cuidado a la salud, poner atención a las presiones del trabajo", según comentó la doctora Michelle Albert.
Se cree que se este pasando por alto estas enfermedades, debido a que las mujeres presentan síntomas menos comunes, como dolor de la espalda baja, sensación de ardor en el pecho, malestar abdominal, náusea o fatiga, lo cual dificulta buen un diagnóstico.
Es por eso que se no se brinda un tratamiento adecuado y oportuno a las mujeres, ya que a menudo se piensa equivocadamente que las enfermedades del corazón son un problema masculino.
Según la investigadora, es crucial que los jefes vigilen el estrés que generan los empleos y tomen medidas para tratar de mejorar la situación.