Bernardo Soto, como Presidente de la República, tomó la decisión de separarse del poder para imponer al candidato Esquivel. Este último era el segundo designado a la Presidencia de la República, algo así como un vicepresidente actual.
El 7 de noviembre de ese año, siete mil costarricenses, organizados y armados con palos y machetes, salieron a las calles dispuestos a hacer valer su voluntad. Ellos, al mando de Rafael Yglesias, sitiaron la ciudad de San José. Pero Bernardo Soto, en lugar de desatar la guerra, abandonó el poder y lo dejó en manos de Carlos Durán, tercer designado a la presidencia de la República