En primer lugar, en estás “caminatas” se usan más las manos que los pies, ya que la micro gravedad impide al astronauta utilizar normalmente sus extremidades inferiores.
Según supimos las caminatas espaciales son extenuantes, requieren muchísimo trabajo de preparación y cualquier imprevisto puede poner en riesgo la vida del astronauta.
Exigen un gran esfuerzo mental muy fuerte, ya que hay que concentrarse en la tarea que se tiene por delante, como hacer alguna tarea de mantenimiento en una estación espacial, por ejemplo; y un enorme esfuerzo físico ya hay que moverse en un traje de unos 160 kilos durante por lo menos seis horas y media, sin chance de comerse ni un gallito.
Antes de salir al espacio se ha llevado a cabo todo un protocolo de preparación que se extiende por horas, una de las primeras tareas es respirar oxígeno puro dentro del traje, el astronauta para eliminar el nitrógeno de su cuerpo, eso lleva unas 4 horas de tiempo.
Previo a la caminata tampoco se puede comer, el astronauta se alimenta a base de líquidos y cuando siente la necesidad de expulsarlos… pues los expulsa, ya que usan una espacie de pañal especial para evitar cualquier tipo de filtración.
Olvídense de apreciar el panorama, quienes han experimentado una caminata espacial y realizado trabajo fuera de la nave, indican que la oportunidad de apreciar el espacio exterior es casi nula, ya que no pueden perder tiempo ni desconcentrarse. Aun así debe haber aunque sea un chance chiquitito para mirar el fascinante espectáculo que les rodea.
Para finalizar, los astronautas no están fuera de la nave del todo solos, sino que sus trajes están sujetados por un dispositivo que , en caso de necesitarlo los impulsa de regreso.
Sin duda un trabajo riesgoso y muy esforzado, pero con grandes satisfacciones para quienes tienen la oportunidad de realizarlo.
Fuente: BBC Mundo.