--Tato me dicen mis cuatro hermanitos, mi mamá nos abandonó cuando nacimos, pasamos mucha hambre todos los días.
--Y se vuelve peor cuando se acerca la noche, porque el frío de Diciembre se vuelve tan intenso que cala hasta los huesos, nos hacemos todos un puñito para tratar de darnos calor y así no morirnos de frío.
Una de tantas noches el perrito más pequeño se despidió de sus cuatro hermanos, murió.
Un par de días después, dos de sus hermanos fueron adoptados por unos niños que pasaban por la calle.
Muchas gracias a kimberly echavarria por su lindo cuento
Tato estaba cansado, pensaba que en cualquier momento sus fuerzas lo abandonarían. Se encontraba buscando comida con el único hermanito que le quedaba, Tito.
De repente vieron un hermoso pesebre. Una joven pareja pedía un deseo.
--Tato le dijo a su hermano: ¿Ese niño tan pequeño podrá conceder deseos?
---Eso es para humanos.
--Si yo pudiera pedirle un deseo a ese niñito, le pediría una familia y un hogar calientito.- contesto Tato con gran ilusión.
---Tonterías- fue lo único que alcanzo a oír de su hermano.
Varios días pasaron y Tato cada vez estaba más débil y flaco, Tito por su parte era más corpulento y valiente.
Un día de Tito le dijo:
---Me iré a explorar el mundo Tato, ya no quiero estar aquí, dio media vuelta y se fue.
Tato no sabía qué hacer ni a dónde ir. Intentó seguir a su hermano, pero esta vez, ya no podía ir tras él.
--De seguro voy a morir, ya casi no tengo fuerzas.
Seguía caminando sin rumbo. Sabía que no soportaría una noche más de frío.
A lo lejos divisó una casa. En ella iba saliendo la joven pareja que una vez había visto. Se acercó a ellos, los olfateó.
---- El niño Jesús, sí concede deseos de navidad. ¡Yo pedí una mascota! Un perrito a quien pudiera consentir, para no sentirme sola cuando no estás.
A lo que su esposo dijo: Tienes razón. Que te parece si le llamamos Bigotes.
Adaptación realizada por Abigail Jiménez Potosme.