En San José y Alajuela, los miembros del Ayuntamiento esperaban con ansia las noticias de Guatemala para convocar a un Cabildo abierto y decidir popularmente el futuro del país, mientras que en Cartago y Heredia de antemano privaba la lealtad incondicional al Imperio Español.
Las elites políticas mantenían posiciones encontradas desde antes de que llegasen los bandos anunciando la Independencia de Guatemala. Los españolistas estaban dirigidos por Santos Lombardo mientras que los autonomistas escuchaban a Gregorio José Ramírez y al filósofo nicaragüense Rafael Francisco Osejo.