Martes, 17 Junio 2014 01:27

Alberto Cañas Escalante

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Hablando de grandes figuras costarricenses el sábado pasado falleció Alberto Cañas Escalante: político, periodista, abogado y escritor, entre muchas otras facetas, pero sobre todo un protagonista de la historia de nuestro país desde la década de los 40 hasta nuestros días.

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Según el amigo personal de don Alberto, Camilo Rodríguez, Beto Cañas fue un costarricense muy especial: Gran lector, gran columnista, una especie de conciencia viva del país y el más culto de los periodistas de Costa Rica.
Nació y creció en San José, fue secretario de la Junta Fundadora de la Segunda República, fue el primer director del periódico La República, columnista por muchos años en ese mismo medio de comunicación y en La Prensa Libre.
Autor de muchos libros de cuentos, entre ellos, “Los Cuentos del Gallo Pelón” y “Crisantema”; así como notables obras de teatro, entre ellas, “Uvieta”, “Jueves Santo” y “Una bruja en el río”, don Alberto reflejó muy bien la clase media costarricense en “Una casa en el Barrio de El Carmen” y la política clientelista, en “La Soda y el FC”.
Alberto Cañas Escalante fue el primer ministro de Cultura de Costa Rica y el padre de la Compañía Nacional de Teatro.
Fue diputado en dos ocasiones por el Partido Liberación Nacional. La primera vez, lo fue en el gobierno de don Francisco J. Orlich, siendo jefe de fracción durante los cuatro años.
La segunda vez fue durante el gobierno de don José María Figueres Olsen. En esa ocasión, fue presidente de la Asamblea Legislativa. Durante los últimos años militó en el Partido de gobierno, Acción Ciudadana.
Camilo comentó que Don Beto fue el lector más grande que ha conocido, y la persona que veía más cine.
Alberto Cañas Escalante fue tan generoso y tan desprendido que Dios se lo llevó en un día de fiesta nacional.
Aunque algunos no lo hayan conocido se ha ido un gran costarricense, una especie de guía para el país.
Muchas gracias por todo lo que nos dio, don Alberto, que Dios se lo pague en el paraíso. Y que su obra se lea con cuidado, atención y deleite. Usted vive para siempre en sus libros.