Viernes, 24 Abril 2009 18:00

Vivamos y unámonos al cooperativismo

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El exitoso modelo de gestión que representan las cooperativas en todo el mundo justifica con amplitud el crecimiento expansivo que este tipo de organizaciones ha tenido en nuestro país en los últimos años.

Bien vale la pena, a la luz de la celebración de la Semana Nacional del Cooperativismo, despertar conciencia sobre el impacto positivo que tienen las cooperativas en la calidad de vida de las familias costarricenses. Hoy las personas encuentran en las cooperativas a un aliado; a esa institución con rostro humano que privilegia ante todo el bienestar común.

Con ese espíritu de solidaridad y de ayuda compartida fue como se crearon las verdaderas cooperativas, allá por el año 1844, en la ciudad de Rochdale, Inglaterra.

A partir de ese momento, el mensaje del cooperativismo con su filosofía intrínseca de no crear una organización para lucrar, sino para generar beneficios que serán distribuidos entre todos los miembros, fue que comenzó a ganar adeptos de pueblo en pueblo, de país en país.

Viviendo el cooperativismo. El cooperativismo es para vivirlo, disfrutarlo, sentirlo… ese sentimiento que emana del asociado o asociada, quien a su vez es dueño y dueña, se traduce en la fidelidad y credibilidad que estas personas expresan a diario.

Formar parte del cooperativismo puede representar para cada persona una oportunidad de oro, en tiempos en que se habla de una degradación de los valores que nos vinculan a todos como seres humanos integrales.

Quien hoy está afiliado a una cooperativa puede estimar que tiene un verdadero tesoro entre manos. Desde estas trincheras, se rescatan los principios más humanos que nos rigen como sociedad y se traducen en acciones reales.


Por esta razón, en plena Semana Nacional del Cooperativismo, me atrevo a hacer una exhortación vehemente para que nos informemos a cabalidad sobre las bondades que desde su creación ofrece el movimiento cooperativo.

Quizá conozcamos a alguien, familiar o conocido, que actualmente esté integrado a una cooperativa. Si la respuesta es afirmativa, no debe sorprendernos, ya que es consabido el crecimiento que experimentan estas organizaciones.

Compartamos este espacio de reflexión humana que se llama cooperativismo con nuestros semejantes y descubriremos un universo de beneficios que nos podrán hacer más humanos, más cercanos los unos con los otros.