Viernes, 23 Marzo 2001 18:00

Tiempos diferentes

Escrito por
¡Jenaro, apurate! ¡apurate, Genaro! Y Jenaro, con su lerdera de siempre, se quedaba de ultimo alistándose para las fiestas de la inmaculada Con cada minuto aumentaba la angustia de doña Blanca, su madre, quien tenía muy presente las palabras de su marido, ¡salgan con buen tiempo para que cojan buen lugar en la misa! Y ni que hablar de la impaciencia de las chiquillas, que ya veían pasar a todos los chiquillos de la vecindad, pavoneándose con su ropita recién estrenada, bien lavados y olorosos, camino a la iglesia entre juegos y regañadas de las mamas. Jenaro! Al fin salís, ya era hora Venía mirándose sus zapatos nuevos, que lo hacían caminar como pato, Y Todavía seguía tratando de dibujarse una línea recta en el lado izquierdo de su cabeza con el peine, para dividir su pelo bien bañado en aceite de aguacate. apurate Jenaro! Apurate muchacho,, jalá la puerta y corré! Cuando los Quesada echaron a andar, el barrio quedó solo, pero las casas estaban seguras con solo jalar la puerta. Al regreso todo estaría en su lugar. Han pasado sesenta años, Hoy la calle de tierra llena de niños jugando, vecinas en tertulia y vacas pastando es una transitada avenida, llena de ruido, semáforos, hoteles y restaurantes. Jenaro, abuelo y viudo, espera en la acera, de la mano de su nieta, a que todos estén listos para montarse al carro y que comience el paseo familiar, Ahora escucha que no es a él a quien le gritan. amor, apurate! Acordate de soltar el perro, y de instalar la alarma.... y poné doble llave a la puerta y Ah! Ponele los dos candados al portón!