Las chicharras que tanto ruido hacen en las tardes guanacastecas y puntarenenses, en realidad son machos. Y ese sonido… (..efecto..) sí, ese mismo, se denomina estridulación y lo usan para atraer a las hembras a aparearse.
El sonido resulta de restregar rápidamente una placa sobre unas membranas duras y ásperas del abdomen, que se llaman los timbales.
Después que la chicharra hembra pone su huevo, nace una ninfa, una chicharra en miniatura, pero sin alas, que penetra en el suelo, donde se alimenta de la savia de raíces pequeñas.
Al crecer, la chicharra debe mudar varias veces ese esqueleto externo y con la última muda, la ninfa madura sale del suelo, se sujeta a un tronco, y pronto sale una chicharra adulta.
La chicharra vive de uno a diecisiete años bajo tierra, hasta que salen hacia la luz, a festejar ese renacimiento en un frenesí de canto y apareo.
Para algunos, la chicharra es símbolo de la esperanza, pues da la certeza de que a los tiempos oscuros, sobrevendrán los renaceres e ilusiones.
Así lo canta la poetisa argentina María Elena Walsh, en su inefable Como la cigarra.
Cantando al sol como la cigarra
después de un año bajo la tierra,
igual que sobreviviente
que vuelve de la guerra.
Tantas veces me borraron,
tantas desaparecí,
a mi propio entierro fui
sola y llorando.
Hice un nudo en el pañuelo
pero me olvidé después
que no era la única vez,
y volví cantando.
Por eso mismo es injusta la fabula de la Fontaine La cigarra y la hormiga, según la cual aquélla es vagabunda y se la pasa cantando en el verano, mientras la hormiga trabaja afanosamente. y, al llegar el invierno, la holgazana chicharra acude a ésta para que le preste comida.
Otra creencia es que las chicharras orinan pero, en realidad, no excretan orines sino la savia digerida, ya que consumen mucha más de la que necesitan y, gracias a una modificación intestinal denominada “cámara de filtro”, pueden eliminar el exceso de líquido en forma expedita.
Respetemos a las ruidosas chicharras su derecho a cantar, y cantemos con ellas para que los días que vienen siempre sean tiempos de chicharras, tiempos para celebrar el sol y la vida.
Fuente, articulo de Luko Hilje