Hoy celebramos el Día Internacional contra el abuso y el maltrato de la persona mayor. Costa Rica se adhirió a este evento mundial mediante el decreto Nº 33158 denominado "Día Nacional contra el Abuso, Maltrato, Marginación y Negligencia contra las Personas Adultas Mayores" vigente desde mayo del 2006.
El abuso y maltrato según lo define la CEPAL es:
“La acción única o repetida, o falta de la respuesta adecuada que ocurre dentro de cualquier relación donde exista una expectativa de confianza, y la cual produzca daño o angustia a una persona anciana”.
La Asociación Gerontológica Costarricense, hace un llamado a la reflexión sobre este tema para que juntos construyamos una sociedad sin discriminación, para que trabajemos unidos en la prevención de los malos tratos y los delitos contra las personas mayores.
En Costa Rica tenemos una población mayor cercana a los 300 mil habitantes, un 6 % del total de costarricenses y la cifra se duplicará en el 2025. Es por ello que debemos crear políticas públicas y reforzar las ya existentes en aras de garantizar la verdadera aplicación de los derechos humanos, para el disfrute de una vejez plena, saludable y activa.
Para lograrlo debemos ser conscientes del riesgo de abandono, maltrato o violencia en el que podrían estar las personas adultas mayores, en su hogar, en instituciones públicas o privadas, por parte de sus cuidadores, sean profesionales, familiares u otros.
Las personas adultas mayores pueden ser vulnerables al maltrato físico, psicológico, o financiero, en cualquier ámbito social, en espacios públicos o privados.
La dependencia, el miedo y en muchos casos la vergüenza son factores que impiden a las personas adultas mayores a denunciar el abandono, el abuso o el maltrato, o a buscar ayuda. Por eso la sociedad debe tomar consciencia y estar atenta a los riesgos que sufre este sector de la población.
La responsabilidad es de todos. La sociedad como ente también puede caer en “maltrato estructural o societario”, definido por la CEPAL como “la falta de políticas sociales y de salud adecuadas, el mal ejercicio e incumplimiento de las leyes existentes, la presencia de normas sociales, comunitarias y culturales que desvalorizan la imagen del adulto mayor y que resulta en perjuicio de su persona, expresándose socialmente como discriminación, marginalidad y exclusión social”.
Es por ello que reiteramos nuestro llamado a la reflexión y más allá de ella a la acción, no solo individualmente, mostrando respecto por nuestros predecesores, sino también socialmente, creando y fortaleciendo las políticas públicas, para que nuestras personas mayores hoy y nosotros mañana disfrutemos de una vejez activa, sin maltrato, sin violencia y sin abuso.