En este mismo espacio hicimos alusión una vez, con un poco de sorna, aunque con buen ánimo, al día en que por fin volviera el tren a Heredia. Y porque aquel buen ánimo era sincero, nos alegró de verdad la reciente puesta en marcha del servicio de ferrocarril para pasajeros entre Heredia y San José, y viceversa. Y por eso mismo nos llenan de preocupación las tantas piedras que aparecieron y siguen apareciendo sobre la línea férrea, tanto en sentido literal como figurado.
Dichosamente al frente del INCOFER está una persona totalmente convencida de las bondades de este proyecto, así como de su conveniencia, no solo para los usuarios del tren sino para el país; convicción que comparte con la señora Ministra del ramo y con el señor Presidente.
Este paso se une al que se dio con el del servicio entre Pavas y San Pedro y al que se brinda los fines de semana a Puntarenas. Todo esto, sumado a la recuperación de varios tramos ferrocarrileros en el Caribe, nos hace recuperar la ilusión y la esperanza de que un día volvamos a tener funcionando el ferrocarril interoceánico, aquel que algunos vivillos clausuraron ya sabemos movidos por qué razones.
Pero sobre todo revivimos la esperanza de que las autoridades encargadas del transporte recurran cada vez en mayor grado al sistema ferroviario –incluyendo un metro o un tranvía- como la solución al transporte público de personas, especialmente en el área metropolitana y en particular en la capital, y del transporte de carga hacia y desde los puertos.
Qué bueno sería escuchar en la campaña electoral que se avecina, las exposiciones de candidatas y candidatos con propuestas concretas para solucionar ese viejo y grave problema del transporte remunerado, problema que incide en la economía del país y de los usuarios, en la contaminación, y sobre todo en algo materialmente intangible pero de gran impacto en la calidad de vida de las personas, a saber, el estrés que provocan los inconvenientes y las frustraciones que a diario viven quienes forzosamente deben desplazarse a los trabajos, a los centros de estudio, a los centros de salud e incluso a los lugares de diversión, ya sea mediante el servicio público o el privado.
Las expresiones de satisfacción y hasta de alegría que se oyeron con la apertura del servicio de tren a Heredia dan fe de lo que los usuarios sufren hoy y lo que esperan para mañana… que el tren no pare.