Nació hace seiscientos años, y su nombre era Acolmiztli, que significa león fuerte.
Su padre era el señor de Texcoco y su madre, hermana del señor de Tenochtitlan.
Desde joven se distinguió en los estudios y las artes, además de ser un guerrero de valentía y astucia
Tenía quince años cuando su padre fue despojado de su señorío por Tezozómoc, señor de los tecpanecas, y debió huir con sus más fieles seguidores y el joven príncipe.
En esa guerra, su padre murió a manos de sus enemigos, y el joven huyó solo por el bosque.
Con su cabeza puesta a precio, y viviendo oculto en el bosque, el príncipe cambió su orgulloso nombre por el de Netzahualcóyotl, que significa coyote hambriento
Finalmente encontró refugio en Tenochtitlan, la patria de su madre.
Allí se dedicó a recorrer muchos pueblos, aprendiendo las artes de la guerra, las ciencias y del gobierno de la naciones, a la vez que hacia aliados para su causa.
Entre tanto, el tirano Tezozómoc murió.
Su hijo Maxtla, quien le sucedió, mandó a asesinar a Chimalpopoca, hermano de la madre de Netzahualcóyotl, por haber dado refugio a su sobrino.
Finalmente, Netzahualcóyotl, al frente de un ejército de mexicas, tlacopas, más sus propios partidarios de Texcoco, derrotó y dio muerte al señor Maxtla.
Netzahualcóyotl empezó a reinar en Texcoco, capital del reino Chichimeca, en mil cuatrocientos treinta y uno, y se distinguió por ser el soberano más brillante de su época.
Mandó construir hermosos jardines elevados, palacios, monumentos y acueductos.
En el bosque de Tezcutzinco, introdujo el riego, protegió las especies nativas vegetales y animales.
Además de cultivar las ciencias y las bellas artes, escribió poesía y filosofía.
Y su biblioteca fue la más importante de la América pre hispánica
Después de cuarenta y un años de reinado, Netzahualcóyotl murió, dejando una importante herencia cultural que fue arrasada durante la conquista española.
Aunque los conquistadores incendiaron la inmensa biblioteca de Netzhualcóyotl porque contenía libros herejes contra la fe católica, algunos versos del rey poeta han llegado hasta nuestros días:
Como una pintura nos iremos borrando
Como una flor nos hemos de secar sobre la tierra
Cual ropaje de plumas de quetzal,
Del zacuán, del azulejo,
Iremos pereciendo,
Iremos a su casa
Fuente: libros Netzhualcóyotl,