Viernes, 29 Junio 2001 18:00

Mwari

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“Mwari, el ser supremo, es el dios de la fertilidad, el que regala la lluvia, y les da agua a los hombres. Mwari es hombre y mujer. Como mujer, se funde en el pozo, en la oscuridad y el misterio. Es dueña de las profundidades. Como hombre, es dueño de los cielos, dios de la luz, padre de la creación y de los rayos. Mwari creó a Musikavanhu a su imagen y semejanza, y después lo envió a la tierra. Mwari envió también una gran piedra, y de esa piedra nació el agua. Y ese lugar se llamó Matopos, la piedra del pozo. Musikavanhu conoció el mundo, los pájaros y los animales. Mwari le habló desde el cielo, y le dijo que podía andar por toda la tierra, comer todas las frutas y vegetales, pero no matar ni comer a los animales. Tampoco los animales podían matarse entre sí. Pero Musikavanhu no podía estar solo. Mwari le dijo que fuera a Matopos, y allí, sentada cerca del agua, Musikavanhu vio a una bella mujer. Mwari le dijo que esa era su mujer, que debía ser amable con ella y que juntos debían consagrar un día del mes para venerar a Mwari, su dios. Si eso hacía, y si enseñaba a sus hijos a hacer lo mismo, un día regresaría al cielo. De otra manera los castigaría. Musikavanhu y su familia vivieron felices durante mucho tiempo, en paz con los animales... Pero un día sus hijos bebieron vino, se embriagaron y se volvieron vanidosos. Y le dijeron a los demás hombres y a los animales: “Mwari, nuestro dios, ha muerto. Uno de nosotros debe ser el dios desde ahora.” Mwari les advirtió, pero ellos ya no le escuchaban. Mwari se encolerizó: maldijo la tierra, convirtió en salada toda el agua de Matopos, secó la tierra y crecieron espinas. Cuando vino la lluvia, los ríos inundaron las casas de los hombres y los cocodrilos se comieron a sus hijos. Y de rabia y de dolor, los hombres comenzaron a matarse unos con otros. Eso dijo Mwari, y así ha sido desde entonces. Leyenda africana del pueblo shona, en Zimbabwe, recopilada por el profesor Harold Scheub, de la Universidad de Wisconsin