Domingo, 19 Julio 2009 18:00

LAS DOS CARAS DE LA MONEDA

[audio src="/archivos_audio/Com_Lunes_20_Julio_09.L.mp3"]

El Ministro de Hacienda, Guillermo Zúñiga Chaves, ha demostrado con creces algo que para cualquier mortal es evidente, menos para algunos economistas ¡toda moneda tiene dos caras! y en el caso de la política fiscal, el reverso es lo social.

Hace unos días se apersonó a las oficinas de la Caja Costarricense, a fin de formalizar la entrega de aproximadamente ¢7.700 millones para reforzar las acciones contra la epidemia de AH1N1 que obligó a la prolongación de las vacaciones estudiantiles de medio periodo.

La acción del titular de Hacienda no es aislada en el compromiso con lo social, en su periodo ha  honrado las deudas del estado con el Seguro Social, pero igual, se han girado fondos para las becas estudiantiles, los comedores escolares y el incremento en las pensiones del Régimen no Contributivo que favorece a los sectores más desposeídos, especialmente adultos mayores.

En honor a la verdad, hace muchas administraciones no vemos a un titular de Hacienda con esta disposición y esto es digno de reconocimiento. El Plan Escudo para paliar la crisis financiera global es un intento para estructurar una salvaguarda en torno a los individuos más vulnerables.

Nada hacemos como país con preocuparnos por los aspectos macro económicos, que al final colocan en la parte baja de la balanza a los más pudientes con mayor peso, en detrimento de los más frágiles que pesan menos.  Lo actuado en la década de los cuarenta del siglo pasado, de cuyos réditos aún vivimos, enseña que una buena política social es el mejor aliado de lo económico.

La gestión del titular de Hacienda ha sido tan exitosa, que ya algunos hasta lo quieren ver en Cuesta de Moras en el Parlamento de la República, donde como el nombre lo indica, se va a parlar, sinceramente no veo ahí a un hombre acostumbrado a la acción.

Dejemos a Guillermo Zúñiga tranquilo en Hacienda, hombres con su visión social llegan pocos a la función pública, no es hora para que alguien de su valía deje el barco en medio de las aguas embravecidas.