Hace casi un siglo, el director de la oficina de patentes de los estados unidos pidió el cierre de la misma, “porque ya no faltaba nada más que inventar” Ahora el profesor español José Manuel Sánchez Ron, publicó a principios de este año su libro llamado “el futuro es un `país tranquilo” Para este autor, en el futuro no habrá mas ciencia, porque la capacidad humana de descubrir se habrá agotado. Y agrega que la naturaleza puede tener muchos secretos, pero la capacidad del hombre para revelarlos es limitada. La especie humana tendrá un hombre muy curioso: “los imperturbables” Para esa raza del futuro, que ya habría establecido relaciones con otras civilizaciones, todo seria conocido, como la propia muerte, pues cada ser humano viviría ciento sesenta años. Además ya saben hasta la fecha del fin de la tierra, que ocurrirá cuando un gran asteroide caiga sobre el planeta, En el relato, un científico del siglo noventa y siete, se desespera de no tener nada que inventar o descubrir, y entabla una correspondencia a través del tiempo con el gran físico del siglo diecisiete Isaac newton. En esta correspondencia entre dos científicos separados por milenios, ambos intercambian información del desarrollo de las ciencias, y reflexionan sobre el aporte de los principales investigadores científicos de la historia. Así discuten sobre los principales científicos de la historia: desde Lavoisier hasta Godel, Maxwell, Einstein, Darwin y Wallace. El desarrollo histórico de las matemáticas, biología, física, y la concepción del universo; todo es objeto de esta apasionada correspondencia que cruza el espacio y el tiempo. Aquí aparecen como seres humanos, dignos de una admiración por sus capacidades y su tenacidad, pero siempre humanos, genios como Newton, Einstein y Darwin, ¿adonde nos conduce el desarrollo científico? ¿el conocimiento de todas las cosas, conduce a una verdadera felicidad’ ¿que nos ocurrirá cuando el futuro esté decidido desde el nacimiento de la persona? ¿qué nos dará un motivo para realizarnos como seres humanos? Esas son las preguntas que trata de responder, “El futuro es un país tranquilo”, aunque sea con setenta y siete siglos de anticipación. El autor es doctor en física de la universidad de Londres y catedrático de historia de la ciencia en la universidad autónoma de Madrid.