Recién inicia el viaje del Papa a Tierra Santa. En estos días previos al mismo, el mismo obispo de Roma y sus portavoz en dejado en claro un dato: se trata de un viaje de naturaleza no política y con un intención clara: hacer una peregrinación que sirva para llevar paz y armonía a una zona convulsa del mundo.
Hace escasos días el Papa se dirigía a las poblaciones jordanas, israelíes y palestinas que tendrá ocasión de visitar en un viaje que tocará Ammán, Jerusalén, Belén y Nazaret hasta el 15 de mayo próximo.
"Estoy deseando –decía el Papa a sus futuros anfitriones- estar con vosotros y compartir vuestras aspiraciones y esperanzas, así como vuestras penas y dificultades". Y subrayaba: "llegaré como peregrino de paz".
Con especial vehemencia y esperando no ser mal comprendido por los medios de comunicación que se divierten tergiversando toda afirmación pontificia, Benedicto XVI hacía ver que su intención primera es “visitar los lugares santificados por la vida de Jesús y rezar en ellos por el don de la paz y la unidad".
Así quedan claras las cosas, de frente a un viaje especialmente difícil que incluye sendos encuentros con comunidades musulmanas y judías que dejan ver hasta qué punto los esfuerzos mal intencionados de algunas transnacionales de la información han sido infructuosos y que los pasos para el diálogo interreligioso continúan y se profundizan.
Es el querer nuestro que los días que se avecinan sean muy fructuosos, incluso en términos de intercambio cultural y de diálogo entre civilizaciones. Y también deseamos que no vaya a ocurrir como se ha dado recientemente cuando, debido al esfuerzo de muchos por hacer decir al Papa lo que no dice o extraer frases de contexto, nos vayamos a perder lo central de los mensajes que se puedan pronunciar, de los gestos significativos que se puedan dar y de los pasos en pos de la unidad y comunión que se produzcan en estos días en la tierra que es santa para las tres grandes religiones monoteístas llamadas “del libro”.
El Papa también ha pensado en los católicos que viven en la región que visita. Una comunidad golpeada con mucha frecuencia, sobre todo en Gaza, y les ha pedido su apoyo con la oración y su presencia.
Pocas horas antes de iniciar su periplo, el Papa decía: “que todos nosotros seamos personas de esperanza (…). Que todos nos mantengamos firmes en nuestro deseo y esfuerzos por la paz". Ojalá así ocurra.