Cuanta razón encierra el pensamiento de Kahil Gibran al declarar que “Madre” es la palabra más bella pronunciada por el ser humano. “Madre”, “mami”, “mamá”, “vieja”, “jefa”, son también las palabras más bellas pronunciadas por los hijos en diferentes partes del mundo.
Las madres son seres especiales. Quizás las personas más importantes en la vida de todos nosotros, pues ellas no solo dan a luz, sino que también se proyectan con sus bondades en la crianza y en el desarrollo material y espiritual de sus hijos, con amor y devoción.
Son ellas las que desde el alumbramiento hasta el ocaso de sus vidas lo entregan todo. Son incondicionales. Se renuncian a sí mismas para darlo todo por el bienestar de sus hijos. Siempre dispuestas para abrazarnos con ternura, para abrirnos su corazón y para endurecerlo cuando necesitamos una lección.
Todo esposo bueno ama a su esposa y a sus hijos, pero todo varón bueno jamás olvida el amor de la madre. Amor que estará presente en todo momento, especialmente en los días de angustia y desolación, porque es ahí donde se evidencia el amor incondicional de las madres.
Existe una frase muy hermosa de George Washington sobre su mamá, decía: “Mi madre fue la mujer más bella que jamás conocí. Todo lo que soy, se lo debo a mi madre. Atribuyo todos mis éxitos en esta vida a la enseñanza moral, intelectual y física que recibí de ella”
Que manera más hermosa de honrar la grandeza de su madre. Yo también reconozco en la mía su tenacidad y su coraje para afrontar las vicisitudes de vida. A ella le rindo homenaje por el don de la vida, por la crianza, por su amor y por enseñarme valores que hoy son el norte de mi destino.
Y a través de ella, también un homenaje sincero para todas las madres de Costa Rica, y del mundo entero, por todas sus noblezas. Para quienes la tenemos con vida, nuestra gratitud al Señor por tan especial privilegio, para quienes las vieron partir a la vida eterna, nuestro regocijo y oraciones. Feliz Día de las Madres.