Viernes, 11 Abril 2014 05:41

11 de abril 2014

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Hola amigos de panorama, gracias por acompañarnos en este día, tan especial para nuestra historia, al celebrar la gesta heroica de Juan Santamaría.

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lla de Rivas, en la comunidad del mismo nombre, ubicada en Nicaragua.
De acuerdo al historiador Vladimir de la Cruz, las fuerzas nacionales y los filibusteros, comandados por William Walker se enfrentaron en una batalla intensa y sangrienta.
INSERCION: Walker, establecido en la ciudad de Granada, quiso sorprender a la tropa costarricense que estaba en Rivas desde el 8 de abril. Los combates iniciaron en la madrugada y se prolongaron hasta la noche de ese día y la madrugada del 12. La ciudad por mitades la controlaban ambos ejércitos.
A Walker se le fue reduciendo hasta concentrarse en el llamado Mesón de Guerra, una amplia casa que le permitió resistir tantas horas.
Para su derrota se determinó quemar el Mesón. En este intento se ofrecieron los soldados Luis Pacheco y Joaquín Rosales, cayendo gravemente heridos, y Juan Santamaría quien logró iniciar el fuego del edificio, facilitando la derrota de los filibusteros, obligándoles a retirarse y a huir.
Vladimir de la Cruz amplía.
Casi mil muertos entre ambos bandos. Otra derrota para Walker, otra gloria para el Ejército costarricense.
En la huída de Walker de la ciudad de Rivas, luego de la derrota del día 11 de abril de 1856, quemó cuanto edificio y casa pudo, y puso cadáveres en pozos de agua y sitios de brebaje, creando las condiciones para que se desatara la peste del cólera.
El ejército costarricense, no del todo recuperado de las pérdidas de la Batalla de Rivas, pero engrandecido con esa victoria, le dio feroz persecución a la tropa filibustera.
Lamentablemente en esa tarea aparecieron los primeros enfermos del cólera que obligó al retiro urgente de la tropa, y la salida momentánea del territorio nicaragüense.
El cólera hizo estragos en la tropa y en la población costarricense que se vio afectada falleciendo a causa de ella alrededor de 10.000 personas.
Sin embargo, hoy nuestro sentimiento debe ser de orgullo y júbilo, al recordar el empeño y valentía de Juan Santamaría y el resto de los soldados costarricenses, quienes, dejaron de lado todo, para dar su vida por su patria.