Hace algunos años definimos como norte estratégico, un desarrollo económico cada vez más vinculado a la dinámica de exportación de bienes y servicios, lo que ha permitido una exitosa inserción de nuestro país en el mercado internacional.
No obstante, pese a que el 98% de nuestro parque empresarial está conformado por micro, pequeñas y medianas empresas, no todas están ubicadas en el segmento exportador, lo que nos lleva a fortalecer procesos estratégicos para facilitar una mayor aceleración que potencie las cadenas de valor en el mercado local.
La “Política de Fomento PYME y del Emprendedurismo”, presentada a inicios del mes de julio del presente año, tomó como reflexión y punto de partida, que en el escenario de una amplia institucionalidad de apoyo a las mipymes, era fundamental concentrar los esfuerzos en áreas estratégicas que permitieran valorar indicadores que superaran el activismo a favor de este sector, tomando en cuenta parámetros que contemplen el impacto y la definición estratégica en el desarrollo del parque empresarial costarricense.
Esta premisa, indudablemente definió que para lograr impactar en el fomento de las pymes es necesario articular los esfuerzos institucionales bajo objetivos e indicadores comunes que permitan avanzar en la disminución de las duplicidades generadas por programas o acciones en las diferentes instancias, apoyar la simplificación de los trámites y establecer una participación coordinada de los diferentes actores públicos y privados para especializar la atención y promoción de las micro, pequeñas y medianas empresas.
El norte de esta Política se estableció bajo la articulación de 5 áreas estratégicas: el acceso a mercados, el acceso a servicios de desarrollo empresarial, el acceso a financiamiento, la articulación productiva y el fomento de la innovación y el desarrollo tecnológico, mediante las cuales se permite establecer una visión integral y estratégica de fomento, atención, consolidación e impulso de las mipymes costarricenses.
Con este enfoque integral aspiramos a mejorar la democratización de nuestra economía reconociendo en cada una de los empresarios industriales, de servicios, y de comercio, las grandes oportunidades que tienen como promotores y aliados del desarrollo de un país.
Decía Seneca que “No nos atrevemos a muchas cosas porque son difíciles, pero son difíciles porque no nos atrevemos a hacerlas”. Hemos tomado con responsabilidad y compromiso el fomento de nuestras mipymes, nos hemos atrevido a hacer las cosas, porque estamos marcando un futuro en el que seremos capaces de ver la oportunidad de construir sobre la base de un norte común, las mayores oportunidades con equidad y justicia en nuestro desarrollo económico.
Hace algunos años definimos como norte estratégico, un desarrollo económico cada vez más vinculado a la dinámica de exportación de bienes y servicios, lo que ha permitido una exitosa inserción de nuestro país en el mercado internacional.
No obstante, pese a que el 98% de nuestro parque empresarial está conformado por micro, pequeñas y medianas empresas, no todas están ubicadas en el segmento exportador, lo que nos lleva a fortalecer procesos estratégicos para facilitar una mayor aceleración que potencie las cadenas de valor en el mercado local.
La “Política de Fomento PYME y del Emprendedurismo”, presentada a inicios del mes de julio del presente año, tomó como reflexión y punto de partida, que en el escenario de una amplia institucionalidad de apoyo a las mipymes, era fundamental concentrar los esfuerzos en áreas estratégicas que permitieran valorar indicadores que superaran el activismo a favor de este sector, tomando en cuenta parámetros que contemplen el impacto y la definición estratégica en el desarrollo del parque empresarial costarricense.
Esta premisa, indudablemente definió que para lograr impactar en el fomento de las pymes es necesario articular los esfuerzos institucionales bajo objetivos e indicadores comunes que permitan avanzar en la disminución de las duplicidades generadas por programas o acciones en las diferentes instancias, apoyar la simplificación de los trámites y establecer una participación coordinada de los diferentes actores públicos y privados para especializar la atención y promoción de las micro, pequeñas y medianas empresas.
El norte de esta Política se estableció bajo la articulación de 5 áreas estratégicas: el acceso a mercados, el acceso a servicios de desarrollo empresarial, el acceso a financiamiento, la articulación productiva y el fomento de la innovación y el desarrollo tecnológico, mediante las cuales se permite establecer una visión integral y estratégica de fomento, atención, consolidación e impulso de las mipymes costarricenses.
Con este enfoque integral aspiramos a mejorar la democratización de nuestra economía reconociendo en cada una de los empresarios industriales, de servicios, y de comercio, las grandes oportunidades que tienen como promotores y aliados del desarrollo de un país.
Decía Seneca que “No nos atrevemos a muchas cosas porque son difíciles, pero son difíciles porque no nos atrevemos a hacerlas”. Hemos tomado con responsabilidad y compromiso el fomento de nuestras mipymes, nos hemos atrevido a hacer las cosas, porque estamos marcando un futuro en el que seremos capaces de ver la oportunidad de construir sobre la base de un norte común, las mayores oportunidades con equidad y justicia en nuestro desarrollo económico.
Luis Álvarez Soto,
Viceministro Economía, Industria y Comercio