Por lo tanto, educar ciudadanos cívica y políticamente es clave en el camino hacia la regeneración de un espíritu democrático ya que esto, a su vez, implicaría un nuevo aumento de la sensibilización democrática. Recuérdese que la mejor forma de aprender a participar es participando, entonces se aprende a ser ciudadano ejerciendo la ciudadanía.
La idea es formar ciudadanos quienes se involucren en lo público, que deseen comprometerse y participar activa y responsablemente en las decisiones del país, que reflexionen, que busquen la superación ciudadana, que dejen de ser simples criticones de su entorno y que dejen de ser simples espectadores para convertirse en miembros constructores del bienestar democrático. Esto por cuanto muchas veces se piensa que la causa de todo el problema social, económico y político es el Estado y sus gobernantes sin que asumamos nuestra responsabilidad como ciudadanos.
Porque, en todo caso, valdría preguntarse también si en la impuntualidad, que es tan señalada como característica de los ticos, ¿tiene responsabilidad absoluta el gobierno? Si en el incumplimiento de la práctica mínima de reglas de urbanidad como no arrojar basura en la calle, ¿tiene responsabilidad incondicional el gobierno? Si en nuestro escaso cumplimiento a las reglas de tránsito, ¿tiene responsabilidad exclusiva el gobierno?; o si en la carencia de un voto inteligente, ¿tiene responsabilidad total el gobierno?...
Desgraciadamente se ha interiorizado de manera tergiversada la ciudadanía, sólo exigimos nuestros derechos sin cumplir con nuestros deberes, cuando, en realidad, el sustento de la ciudadanía es cumplir con nuestros deberes para exigir nuestros derechos y, por ende, contribuir a la construcción de una cultura de sana convivencia y de paz.
Entonces ya es necesario que comprendamos que en la medida en que nosotros cumplamos con nuestras responsabilidades individuales podremos exigir nuestros derechos. Esta es la dimensión de los deberes, cuando se conocen, se practican, se cumplen los deberes cívicos, se fortalece la responsabilidad; y el ejercicio de la responsabilidad ciudadana permite el fortalecimiento de una sociedad con conciencia democrática.
Decía Albert Einstein: "¿Qué sabe el pez del agua donde nada toda su vida?"… Preguntémonos nosotros entonces: ¿qué sabemos de ese mar democrático en que hemos nadado toda nuestra vida?... Porque, pese a sus posibles defectos, solo el valor de una real conciencia democrática es el único sistema que puede asegurar, auténticamente, el desarrollo de un país.
Martes, 29 Marzo 2016 05:20
Se aprende a ser ciudadano ejerciendo la ciudadanía
Carlos Díaz ChavarríaCiertamente nadie nace ciudadano, la ciudadanía es un proceso. Sin embargo, ese proceso es muchas veces ignorado por la misma población, lo cual acarrea un problema para el bien social pues si los ciudadanos no conocen, o no se interesan por conocer, aquellos canales participativos democráticos ya existentes, o crear nuevos espacios, cómo se va a pretender alcanzar una democracia de calidad.
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