Y es que si nos preguntamos ¿qué es ser una madre?, sin duda, manifestaciones tan sensibles como esta, sobrarían. Madre es quien mantuvo en sus entrañas a sus hijos como parte viviente de su ser; quien los ha protegido con su abnegación, y ha sabido brindarles un amor infinito.
Es ella la piedra angular de la familia; la que con dulce mirar ha enternecido a sus retoños, y ha luchado, día a día, para que caminen por senderos de justicia, paz y amor para que sean mejores humanos.
Es la mujer quien, a punta de sacrificios, honradez y lealtad, ha depositado, en el corazón de sus hijos, un legado de apoyo, comprensión y respeto.
Es aquel ser abnegado que nunca ha dejado de dar alimento a pesar de la pobreza; quien ha tratado de no sucumbir ante el dolor; quien siempre ha brindado su guía, y no ha regateado tiempo para fungir como enfermera, abogada, psicóloga, cocinera o maestra.
Es aquella madre-padre de los hogares desintegrados, quien ha luchado contra los infortunios de una sociedad mezquina, para mantener a flote su familia.
Es, también, la madre adolescente, quien ha tenido que madurar, abruptamente, para proteger el fruto de su inexperiencia. Es aquella quien, con el corazón desgarrado, ha entregado a su hijo en las manos de Dios. Es la madre sustituta, la adoptiva, aquella que ha hecho de su corazón el hogar de algún niño abandonado; o las que, a través de su trabajo en algún albergue u hospital, han alimentado la vida de los pequeños de amor y esperanza.
Es la madre que trabaja y estudia, y aún así, ha buscado el tiempo para organizarse y brindarles calidad de tiempo a sus hijos. Es quien se desborda de alegría ante el éxito de ellos, y es feliz en cualquier actividad que ellos escojan.
Es el ser que, ante sus hijos lastimados, les muestra compasión ayudándolos, abrazándolos, y secándoles las lágrimas.
Madre es la mujer que ríe y llora; que tiene anhelos, que posee ambiciones; aquel ser humano que ha sabido cumplir una auténtica maternidad; por lo que, pese a sus imperfecciones, sigue simbolizando uno de los mayores milagros de amor regalados por Dios a la humanidad.
Madre es quien, además, ayuda a fortalecer el país; pues una Nación es fuerte si sus hijas e hijos han sido educados bajo humanistas valores, tal y como lo señalara el pensador español Miguel de Unamuno: “La madre es el arca de las más preciadas y profundas virtudes de los pueblos”.
¡Felicidades a todas las mamás, y todo el respeto del que son dignas!, pues son las únicas que llevan el prodigioso misterio de la vida en sus vientres y almas, para darle, aún más allá de la existencia terrenal, el mágico aliento espiritual a un nuevo humano.
Y de manera especial, mi ilimitado amor y agradecimiento a mi madre, Liliana Chavarría Brenes, por ser esa luz de fortaleza, entrega, esperanza y amor que ha alimentado mi existencia.
¡Benditas sean mujeres!, por hacer de la palabra madre, la auténtica esencia del rostro del amor...