Muy bien le haría a muchos de nuestros políticos estudiar un poco de Historia para de esta manera familiarizarse con las características de un buen líder, pues la responsabilidad de ellos para con la sociedad es enorme y no debería de ser tomada a la ligera.
Un líder toma responsabilidad de sus acciones y no culpa a otros, este principio parece estar trillado, pero desgraciadamente en la práctica no se aplica, especialmente en Costa Rica donde recurrimos a las excusas para justificar nuestros errores y no asumimos responsabilidad como debería de ser.
Otro punto importante es el tener en cuenta que nadie puede liderar solo y no existe un solo estilo de liderazgo, por eso el líder debe de entender algo, no es un dictador y, por tanto, debe de liderar con personas a la par quienes le ayuden y aconsejen en su rol de guía.
Un líder debe de mirar hacia el futuro y conducir a las personas en pos de lo que está por venir, eso sí, sin dejar de lado el presente ni olvidar el pasado, para no cometer los mismos errores realizados por él o por otras personas de cuyos yerros se pueda aprender.
Debe de ser una persona estudiosa y debe de preferir la influencia a la fuerza, la persuasión al garrote, pues de lo contrario podría terminar convirtiéndose en un tirano. Otro punto muy importante es saber que el líder va al frente, no para destacar sino porque es el primero en divisar los peligros y enfrentarlos y de esta manera ganará la confianza de las personas.
Es necesario tener en cuenta que un verdadero líder se estresará y estará sujeto a exigencias emocionales de muy alto calibre, por lo tanto, debe de tener claridad mental y sobre todo, paz mental, para de esta manera ser un guía y no un déspota aprovechador de las circunstancias para su propio beneficio.
En suma, liderar no es fácil, es una tarea ardua y muchas veces no es bien pagada, por lo que se debe de buscar siempre a personas con un ego controlado para de esta manera asegurar que los liderados estarán bien guiados y de esta manera cumplir con el rol de sacar al país adelante, tal y como lo hicieran grandes próceres de nuestra patria antaño.
Costa Rica está urgida de líderes, de personas quienes piensen más allá de sus propios intereses y busquen el bienestar común. Ya casi no se encuentran a esos líderes, pues ahora se evidencia a leguas el deseo de poder y el interés propio por figurar y lucrar, tal como le pasara a Tiberio Graco en la antigua Roma, pues no hay nada nuevo bajo el sol.
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