Totalmente inadvertido, como corresponde, pasó el Día Mundial de la Filosofía. Digo que como corresponde porque efectivamente corresponde a la Filosofía el pasar inadvertida, como debe ser, por su carácter connatural al ser humano. La Filosofía es sinónimo de humildad pues su punto de partida es precisamente la conciencia, el reconocimiento de que no se sabe, para ponerse en camino en busca del saber. No hay nada que celebrarle a la Filosofía más que celebrarla con su práctica cotidiana como esa permanente búsqueda del saber, es decir, del conocimiento, de la virtud, del bien, de la belleza. Que las glorias y la pompa se las lleven la ciencia y la tecnología.
Como parte que somos de la civilización occidental, tenemos por fuente de la Filosofía a los antiguos griegos, no solo a los atenienses, sino también a los que habitaban colonias griegas en los territorios que se denominaba el Asia Menor. De allí que antes de los atenienses Sócrates y Platón, y del Macedonio Aristóteles, la tríada de la Filosofía clásica, dieron impulso a esta disciplina hombres como Anaxímenes, Heráclito de Éfeso, Parménides de Elea, Pitágoras y Tales de Mileto, al que se tiene históricamente por el primer filósofo.
Todos estos pensadores, conocidos como presocráticos por ser antecesores del referente Sócrates, tuvieron en común el buscar la respuesta a la pregunta por el ser en las cosas externas y por método la observación de la naturaleza. Fueron los llamados sofistas: Anaxágoras, Protágoras, Gorgias, entre otros, contemporáneos de Sócrates y de Platón, y sobre todo el maestro Sócrates, quienes trasladaron la mirada de la Filosofía desde el mundo externo al interno, de las cosas al ser humano, estableciendo así el antropocentrismo –de antropos, hombre- que ha caracterizado a la civilización occidental hasta nuestros días.
Protágoras había dado la clave al establecer que “el hombre es la medida de todas las cosas”, y Sócrates llevaría esa tesis a una visión más humanista de la Filosofía en la que destacan algunas de sus enseñanzas resumidas en expresiones como “Solo sé que nada sé”, pero que sobre todo agregaría a la Filosofía la reflexión acerca de la dimensión ética del ser humano y de sus actos. El “Conócete a ti mismo”, ese llamado al ser humano a vivir una vida a partir del conocimiento de sus propias fortalezas y debilidades, y sobre todo el ejemplo de una vida consecuente con sus prédicas, fue su más precioso legado en el que destaca la humildad.
Y humildad ha sido la característica de los grandes pensadores del mundo y de nuestro país. Recordemos con admiración a Roberto Brenes Mesén, Moisés Vicensi, Constantino Láscaris, Roberto Murillo, Marielos Giralt, Manuel Segura.
Por qué habríamos de extrañarnos de que el Día Mundial de la Filosofía haya pasado desapercibido. Esa es su naturaleza.