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Ustedes y yo lo sentimos. Algo pasa alrededor nuestro que de alguna manera incide en la vida de cada uno y nos sentimos con derecho a quejarnos, a protestar porque ese algo nos hace sentir mal. La protesta se centra en múltiples razones: el costo de la vida y por supuesto, los salarios que no alcanzan para llenar lo que a nosotros se nos antoja ser, necesidades vitales, medicinas increíblemente caras, transporte cada vez más difícil, falta de atención médica en los hospitales y clínicas, y miedo.... sí, miedo al prójimo que nos puede hacer daño dentro y fuera de la casa con agresiones, irrespeto, robos, crímenes, accidentes y decenas de otros síntomas de deterioro social que se han acumulado y rompen la paz personal de cada hombre y mujer no importa la edad- que vive en esta patria nuestra.