Hace un tiempo Edgar Allan Poe dijo que "a la muerte se le toma de frente con valor y después se le invita una copa". Y pensé en esta frase por todos los atentados contra la vida humana disminuida que se han dado últimamente, pero también, por el hecho de que en este año se celebran doscientos años del nacimiento de este peculiar escritor.

  Hace pocos días, el periódico español El País, recordaba a Allan Poe justamente el día en que se celebraba el aniversario, esto es, es el día 19 de enero y, al hacerlo, el autor del artículo narraba cómo fue adoptado, dada su prematura horfandad y se crió en la casa de Frances y John Allan, una familia rica de Richmond, en Virginia.

  Tras un breve paso por la Universidad de Virginia y otro, igualmente corto, por la academia militar de West Point, Poe inició su carrera literaria a los 18 años y en los veintidós años siguientes, destacó como poeta, crítico, periodista romántico y fue uno de los primeros escritores relevantes de Estados Unidos y, sobre todo, maestro mundial del relato corto.

  El éxito le llegó a Allan Poe con el poema El cuervo de 1845. Algunos de sus  cuentos pusieron los cimientos de la narrativa detectivesca, como Los crímenes de la calle Morgue o La carta robada, y algunos más propusieron agudas reflexiones sobre la masificada sociedad contemporánea, es el caso de El hombre de la multitud que aparece en 1840.

  El 7 de octubre de 1849, Poe murió en Baltimore y la causa de su muerte nunca se aclaró. Las especulaciones incluyen alcoholismo, congestión cerebral, abuso de drogas, cólera, fallo cardíaco, suicidio, tuberculosis y hasta hidrofobia.

  La influencia de Poe, alcanzó a escritores como Jorge Luis Borges, Julio Cortázar, Quiroga, Caicedo en América Latina, pero además a Stenvenson, Conan Doyle, Lovecraft y hasta Oscar Wilde. Los relatos de Poe se han multiplicado en traducciones, en adaptaciones cinematográficas, en cómics e incluso en cine y televisión. Rubén Darío escribió: “la influencia de Poe en el arte universal ha sido suficientemente honda y transcendente para que su nombre y su obra sean a la continua recordados”. Y, por su parte, Borges añadía que “la literatura actual es inconcebible sin Whitman y sin Poe”.

  Lo que queda ahora es leer un poco de este autor para celebrar su aniversario. Dicen que fue maestro de lo macabro, de lo poco normal y del terror atemporal. Queda en los lectores saber si ello es cierto o no.