Domingo, 08 Febrero 2009 18:00

EL ESCUDO DEL PLAN

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Seamos francos: ¡nunca nadie queda bien con nadie en nada!

Eso mismo pasó con el PLAN ESCUDO que presentó el Presidente de la República para enfrentar la situación económica mundial que  ya sentimos en nuestro país.

Ciertamente, un plan es eso: es el modo que el gobierno pretende llevar adelante una idea, cual es la de paliar, en algo, la crisis económica  mundial que afectará más al país como ya ha hecho estragos en potencias mundiales, como Estados Unidos, donde se generó.

Al ser una idea, por demás absolutamente perfectible, el plan, en el curso de su ejecución, podrá irse ajustando, de modo que sea eficaz para alcanzar los objetivos propuestos.

Por ello, por las circunstancias por las que pasa todo el planeta, desde economías tan poderosas como aquella, así como las que, por siempre, han sido alarmantemente pobres, como Haití, se hace necesario que, en el caso de Costa Rica, los distintos actores políticos, ante que pretender llevar agua a sus destartalados “molinos”, se esfuercen, junto al gobierno, por atender ese Plan y otros que se vendrán, sin mezquindad y siempre pensando que son las personas más pobres las que llevarán la peor parte.

Así, si las empresas privadas hacen sus propios planes para continuar produciendo y así no afectar a todos o lo mayor parte de sus trabajadores, pues bienvenidos sean dichas medidas.

Igualmente si los partidos políticos, como ya lo hizo el Movimiento Libertario, por medio de su presidente Otto Guevara, presenta un planes concurrente al del gobierno, antes que rechazarlos de plano, por intereses partidistas, carentes de la objetividad que se hace indispensable en épocas de “vacas flacas”, pues hay que tratar de complementar ambas propuestas.

Igual, se espera que otros partidos que aspiran a gobernar el país también hagan su aporte y no que se dediquen a criticar por criticar, sólo para estorbar las buenas intenciones que hay con la puesta en marcha del Plan Escudo.

Habrá hechos que señalaran necesarias adiciones a aquel PLAN. Por ejemplo, el escándalo que generó el platal gastado en el tristemente famoso “almuerzo” que degustaron altos funcionarios.
Así, se podría ampliar los alcances de aquel Plan, con las siguientes propuestas:

1. Recortar, de un tajo, los gastos de representación de altos funcionarios, tanto del Ejecutivo, de los otros Poderes del Estado y, en general, de la Administración Pública.¡De todos!
2. Eliminar, pues en estas épocas y desde hace mucho tiempo no se justifican, los automóviles “oficiales”, de uso discrecional, que, incluyendo chóferes y gastos de combustibles, es un gasto innecesario. ¡Que cada quien use su carrito, el bus o el esperado tren!
3. Volver al ahorro en gastos de café, vinos y comidas en reuniones de trabajo. Eso incluirá las sesiones, por ejemplo del Consejo de Gobierno y así de todo ente igual o menor rango. En palabras sencillas: ¡cafecito solo o, a lo sumo, con galletitas! Y si no, que lleven su “loncherita”
4. Cero viajes dentro y fuera del país, salvo excepcionalísimos casos.
5. Proveedurías públicas “enllavinadas” para evitar los despilfarros en utilerías de oficina.
6. Promover una política de ahorro en todas las oficinas públicas como en agua, luz, teléfono, INTERNET, impresoras, escáneres, aires acondicionados, etc.

Es larga la lista que se podría hacer para ayudar en mucho a la economía nacional, ante la crisis mundial por la que se pasa.