Domingo, 04 Enero 2009 18:00

DISIPAR NUBARRONES

[audio src="/archivos_audio/Com Lun 5 Ene 09-02.L.mp3"]

La mayoría regresa hoy a su trabajo después de disfrutar de unos pocos días de merecido descanso.  Durante los días festivos comentamos; tertuliamos, y hasta nos atrevimos a sugerir una, y mil formas de cómo se deben enfrentar los graves problemas económicos en que está inmerso el mundo, y como parte de él, nuestra pequeña Costa Rica.  La crisis que se comenzó a dibujar en el horizonte desde mediados del 2008, se nos acerca cada día más, y aquello fácilmente provoca sentimientos de angustia e inseguridad.

En forma paradójica – y si se quiere también hasta ingrata -, el intenso trabajo desarrollado por el Gobierno a través del Ministerio de Hacienda; en armonía con las políticas impulsadas desde el Banco Central, logró revertir algo que hasta hacía muy poco algunos consideraban utópico: Que las finanzas públicas estén en orden, y que el gasto del Estado se financie mayoritariamente con recursos sanos provenientes del pago de nuestros impuestos; sin que el país se vea obligado a destinar importantes cantidades de dinero al pago de los intereses del endeudamiento al que siempre acudió, sin poder invertir en nuestro desarrollo.

Esa realidad es fruto de un inteligente esfuerzo que merece nuestro reconocimiento, en especial, porque en condiciones normales de la economía mundial hubiésemos contado ya con una de las plataformas fundamentales para el lanzamiento de un nuevo y ambicioso proyecto de país; facilitándonos el poder estructurar la guía de futuro que con anhelo buscamos definir desde hace ya bastante tiempo. 


En todo caso, frente a la situación extraordinaria; sabemos que como producto de aquél esfuerzo de depuración realizado, podemos tener al menos la tranquilidad de no enfrentar a riesgo inminente las políticas sociales que distinguen a nuestra democracia.

Nos corresponde ahora a todos nosotros, herederos de quienes lograron convertir la humilde provincia  de un pequeño virreinato en orgullosa nación; tener de nuevo la misma visión de futuro de nuestros abuelos; aplicar nuevas técnicas de productividad basadas siempre en el respeto a la dignidad del ser humano; y volver a darle al trabajo honesto, al esfuerzo emprendedor, el lugar que se merece como única conducta aceptable para la generación de riqueza en nuestra sociedad.

La historia de los pueblos no miente ni engaña, más que a aquél que quiera distorsionarla con algún perverso propósito.  Costa Rica, aunque amenazada por muchos fenómenos violentos, o por comportamientos corruptos que de una u otra forma han nublado sus caminos hacia el desarrollo; es, y seguirá siendo a final de cuentas, un país de gente buena, honesta, capaz, amable y esforzada, que sabrá dar lo mejor de si misma para surgir de nuevo, como tantas otras veces lo ha hecho; siempre en democracia, y con absoluto respeto a la autoridad de la mayoría.  Autoridad, orden y disciplina que los costarricenses anhelamos recuperar para poder unirnos, y disipar juntos de nuestros cielos los nubarrones que amenazan.