El año pasado denuncié, por este medio, la “buchonada” o, más bien, robo descarnado que hacen algunos vendedores de lotería y se repite descaradamente este año, a vista y paciencia hasta del mismo presidente de la Junta de protección Social, a quien, según el mismo lo expresó, un chancero le vendió un pedacito del gordo, a sabiendas, incluso, de su cargo. ¡Y se lo aguantó!
El punto que quiero enfatizar es que cuando el principio de autoridad se pierde ya no hay nada qué hacer con estos “car`e barros”, pues, hubiera sido yo quien me pasa eso y soy quien dice ser este funcionario, ahí mismo levanto el acta con los inspectores que, supuestamente, tiene la Junta en los principales puntos y “pare de contar”. ¡Le quito la lotería y que se joda!
La Junta de Protección Social gasta millonadas en contra de los vendedores ilegales de “tiempos” y está muy bien, aunque con esta carencia absoluta de autoridad de quienes son llamados a amarrarse la faja, “achará” plata, pues es como gastar pólvora en zopilotes.
¡No! La Junta lo que debe hacer es, ¡ya!, sin quitar ni a un solo vendedor, ni siquiera a estos “pillos”, es ampliar el abanico de vendedores, como podrían ser, entre muchos otros, los bancos, supermercados, cooperativas, etc.
Es el mismo camino que tomó el I.N.S. para el pago del marchamo, con lo que se ordenó el cobro y su eficiencia se ve desde hace años, evitándose los “chorizos”, tan gustados por algunos “vivos”. Lo mismo se está haciendo con las licencias y los pasaportes. Entonces, ¿por qué no hacerlo con las loterías?
Ya es hora de que la Junta se renueve, sobre todo en ideas, para beneficio de quienes fue creada esta centenaria institución.
Con los zopilotes nunca se acabará pues siempre encontrarán carroña de donde servirse pero que, poco a poco, los servicios públicos vuelvan a la gente honrada y que el principio de solidaridad prime ante malhechores que, como lo señala el anuncio de la Junta, son como los “chanchos” que nunca se sacian.