Viernes, 30 Noviembre 2007 18:00

ASUNTO DE RAZÓN Y AMOR PROPIO

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Año tras año, cada primero de diciembre, cuando se celebra  el Día Internacional del SIDA, proliferan la información periodística, publicitaria, los eventos de difusión y prevención, sin embargo,  pese a esto, muy preocupante y lamentable que siga existiendo tanta falta en la toma de conciencia por parte de la sociedad acerca de esta mortal enfermedad.
       
Parece inconcebible que a sabiendas de que el SIDA no tiene cura, muchas personas continúen practicando relaciones sexuales de manera insegura, y lo que es peor, se nieguen a hablar, abiertamente, sobre prevención sexual.

En este sentido, este tipo de celebraciones, como el del Día Internacional del SIDA, nos debe servir como un estímulo para  cambiar la mentalidad de las personas con respecto al tema de la sexualidad, y uno de esos primeros pasos para ello es comenzar a hablar  sobre sexualidad con los hijos de manera franca; es decir, que los adultos no deben discutir en secreto lo que es natural en la vida de todo humano. 

 No olvidemos que los jóvenes corren un riesgo especial pues  en muchos países, como el nuestro, tienen un acceso limitado a la información o una educación deficiente con respecto al tema. 

 Hablar del SIDA, en esta acelerada época, de una manera clara, abierta, informada y sustentada es una condición imperiosa. No se puede seguir permitiendo que la ignorancia, el miedo, la vergüenza y la apatía sean los obstáculos que limiten una vida sexual sana. Recordemos aquella famosa frase de  “es mejor aprender de sexualidad con la ropa puesta”. 

 Por eso es más importante aún insistir en las medidas, bastante simples en general, que ayudan a no contraer el virus, y en la mayor difusión de la información disponible públicamente; es decir, urge una mayor educación sexual.

Por lo tanto, que este primero de diciembre no sea solamente el recordatorio de que se celebra el Día Internacional del SIDA, menos una simple manera de sentir compasión por aquellas personas quienes han sucumbido al virus o para juzgarlas, sino de una toma de conciencia sobre la necesidad de educarnos en sexualidad para abordar esta temática con un pensamiento más libre, conciente y de mayor calidad.

¿O es que ¿queremos seguir incrementando los casos por desconocimiento?, ¿o es que queremos seguir poniendo en riesgo la vida de los demás y la propia?
  

Más que una crisis de salud, el SIDA constituye un desafío social, pues se ha convertido en la peor pandemia de la historia de la humanidad. Nadie es inmune a ella, sea cual sea su sexo, raza, clase u orientación sexual, esta es una realidad que no podemos ignorar, hacerlo es atentar a los principios básicos de la razón y el amor propio.