En nuestra sociedad, la conciencia del delito está presente en la mayoría de hogares, de todos los sectores sociales, ¡y cómo no estarlo!, si en los últimos años se ha incrementado notoriamente el delito, las calles se han vuelto una selva de cemento en donde el ciudadano tiene que enfrentar a diario la posibilidad de ser victima del abanico de delitos que se presentan, y lo más lamentable, es que esta inseguridad se está volviendo en parte del paisaje cotidiano y normal de Costa Rica.
Definitivamente la inseguridad ciudadana es uno de los principales problemas que actualmente se debe erradicar desde los más diversos ámbitos, llámense gobierno, instituciones públicas o privadas, centros de enseñanza y dentro de las mismas familias, pues la mejor política por seguir será la social.
Pues para nadie es un secreto que hemos estado ante una evidente debilidad del Estado para implementar estrategias adecuadas con el fin de contrarrestar estos males que aquejamos todos los días, entonces, debe ser la propia población la que debe adoptar una cultura de seguridad preventiva.
Sin embargo, las grandes interrogantes son: ¿efectivamente está la población tomando medidas ante este flagelo?..., ¿estarán las personas organizándose cada vez más en sus barrios para detener los actos delictivos?..., ¿estarán las personas denunciando los actos de delincuencia de sus comunidades?..., ¿se tomarán las adecuadas precauciones cuando se camina por la calle o se anda en carro?..., ¿se habrá tomado seriamente conciencia del impacto que está generando la inseguridad en nuestra sociedad?...
O, por el contrario, ¿se seguirá con la idea de que es el Gobierno el que tiene que solucionar todo?, o, peor aún, con el pensamiento de que como a mí no me ha pasado, entonces no tengo la obligación de preocuparme… No olvidemos que la seguridad ciudadana es tarea de todos, y que representa un trabajo especialmente preventivo.
Es ilógico que esta época las personas se resistan a comprender que la inseguridad ciudadana ya pasó de ser un problema, para convertirse en una amenaza y, a como vamos, perfectamente podría transformarse en un desastre. Quienes han sido victimas de la inseguridad ciudadana, podrán comprender la magnitud de este fenómeno, tal vez usted no lo ha sido, no obstante pregúntese qué pasaría si usted, o su familia, fueran las víctimas.
No es cuestión de atemorizar, sino de generar toma de conciencia porque el riesgo está latente hoy en el país y en nuestra ciudad en particular; perfectamente podríamos ser víctimas al estar en el lugar y hora equivocados.
Ciertamente la indiferencia de las autoridades, de las personas, la falta de cooperación, la toma de decisiones efectivas, el acostumbrarse a esta problemática, la inacción; en fin, el querer tapar el sol con un dedo, son los grandes impulsores de este flagelo que estamos viviendo.
De ahí que hoy la seguridad no puede verse como un producto, sino como un proceso el cual debe ser planificado, estratégico y metodológico; en seguridad el primer tiempo que es la prevención, tiene que ser la principal preocupación.
Tomemos conciencia de esto y… ¡actuemos!...