La diferencia entre libertad y libertinaje es abismal. La primera se refiere a un derecho primario e inalienable por ser intrínseco a la misma dignidad humana. La libertad es un bien invaluable y muy complejo, sus alcances son amplísimos, como amplias son las potencialidades y realidades de todo ser humano. Mientras que, la segunda palabra implica un claro y extremo abuso de este derecho a la libertad innato a toda persona.
Veamos dos ejemplos de libertad que en este país pareciera que algunas y algunos no aprecian en toda su extensión. El primero, es el poder expresar cualquier opinión, supuestamente, de forma respetuosa y fundamentada, aunque muchas veces no lo son tanto, sin temor a sufrir represalias, producto de la intolerancia de quienes tengan criterios distintos o de un aparato estatal represivo, como si les sucede a otros pueblos hermanos.
El otro ejemplo que, las y los costarricenses vivimos cotidianamente, es la libertad de culto, podemos escoger un credo religioso y realizar su práctica devocional sin miedo a las acciones reactivas, esas que en otras latitudes, rayan en el fanatismo de quienes profesan otros creados o de quienes no profesan ninguno. Estos individuos arremeten irrespetuosa y brutalmente ante la integridad física de quienes tienen otras creencias. Estos fanáticos llaman a quienes profesan otros credos perros infieles, así les quitan su condición humana y esto les autoriza, casi por el mismo Dios, según ellos, hasta a poder acabar con la vida de las y los infieles.
El libertinaje es un abuso de la libertad y este puede llegar a un extremo indeseable, quienes caen en esta práctica de manera burda, tratan de que justificar sus acciones en un supuesto e inexistente derecho a poder hacer todo aquello que se les ocurra y les venga en gana, sin tener que considerar para nada los derechos de las demás personas que integran el conglomerado social.
Ejemplos, claros de libertinaje los vemos a diario en nuestras carreteras. Individuos quienes detrás del volante, piensan que las señales de tránsito son para ser atendidas por los demás y nunca por ellos. Adelantan a otro auto a pesar de que en la carretera está claramente marcada la doble raya que le dice no hacerlo en ese sector. También ignoran la luz roja del semáforo, como si simplemente no existiera. Es tal la desfachatez y el descaro de quienes así proceden, que ante la llamada de atención de un tercero sobre su violatorio proceder, la respuesta es lanzar todo tipo de groseros insultos, solo porque alguien tuvo la osadía de hacerles notar su delincuente actuar.
El libertinaje es una agresión directa a la libertad misma, muy similar a la que puede implicar los sueños mesiánicos de cualquier dictador, de esos muchos que desafortunadamente se siente superiores y con todo el derecho a decidir sobre la vida y la hacienda de los demás.
Como individuos y como sociedad debemos meditar seriamente en las grandes amenazas que, en estos tiempos, tiene la Libertad, cuya principal fuente de agresión está en cualquier tipo de intolerancia e irrespeto al derecho de cada quien a vivir según su conciencia y manera de entender la vida pero sin olvidar que ese mismo derecho lo tiene también las demás personas.