Martes, 14 Noviembre 2000 18:00
¿Cómo se diseña y construye un avión a chorro?
Escrito por Gustavo Delgado
El Sr. Cristian Córdoba pregunta: ¿Cómo se diseña y construye un avión a chorro?
La aeronáutica es la ciencia de diseñar aviones o máquinas con capacidad para volar.
Existen cuatro áreas básicas que los ingenieros aeronáuticos deben conocer muy bien para diseñar y construir un avión.
Primero debe tenerse en cuenta qué forma darle a cada una de las partes del avión, como las alas y la cola, de modo que éste pueda elevarse sobre el suelo y volar fácilmente por el aire.
Segundo, la estabilidad y el control para determinar la manera en que el avión se sustenta y gira en el aire sin salirse de control.
Tercero, la propulsión que puede ser con hélices propulsoras o bien con propulsión a chorro
Y cuarta, la estructura del avión, que permite que éste no se desintegre cuando sea golpeado por ráfagas de viento o en un aterrizaje de emergencia.
En el caso de los aviones de propulsión a chorro, las turbinas aspiran el aire a través de un orificio delantero y lo empujan a grandes velocidades por un orificio posterior lo que hace que el avión sea empujado hacia delante.
A este mecanismo se le conoce como principio de empuje por reacción de ahí que a estos aviones se les llame popularmente aviones a reacción
Los componentes principales de un motor de propulsión a chorro son:
la entrada del aire;
el compresor, del aire;
el combustor o quemador, en donde el aire se mezcla con el combustible y se quema;
la turbina o motor que toma los gases calientes del combustor y los lanza violentamente hacia afuera para generar la fuerza propulsora.
En ocasiones, un dispositivo de poscombustión es agregado después de la turbina.
Este dispositivo calienta los gases una vez más para producir más empuje.
Los gases calientes finalmente son expulsados por la parte posterior del motor a través de un difusor que ayuda a que los gases calientes se muevan más rápidamente y produzcan más empuje, lo que permite que los aviones a chorro se desplacen a grandes velocidades.
Colaboró Silvia Hidalgo del TEC