Junto a eso, este proyecto de ley, que viene a inyectarle recursos y potestades a los sindicatos, puede espantar a empresas que tengan planes de venir a invertir en Costa Rica. En medio de la crisis, en las empresas meditan más cada movimiento, y no podemos competir con Irlanda, México, Chile, Indonesia, Filipinas, Tailandia, Malasia o Vietnam, si este es un país en el que los sindicatos pueden atentar contra la estabilidad y contra la rapidez en los negocios, la agilidad para tomar decisiones y asumir retos. Los sindicatos han hecho del terror un arma poderosa… Los puertos de Limón representan el ejemplo que puede espantar a cualquier empresario.
El modelo laboral costarricense está basado en la armonía obrero patronal. Este proyecto indudablemente pone en peligro la paz social que Costa Rica ha conseguido gracias al Solidarismo, no a los sindicatos. Darle más poder a los sindicatos es darle poder a la mediocridad, a la pereza, a la lentitud, al tercermundismo.