El lunes primero de Diciembre de este año, escuchaba el comentario en CANARA del señor Miguel Valle Guzmán, al cual deseo sumarme como voz solidaria en contra de la anarquía que está viviendo Costa Rica.
Don Miguel cita en su comentario, las atribuciones que se toman cierto grupos autodenominados “Ambientalistas”, que no son otra cosa que agitadores políticos opositores con intereses personales, en contra de un sistema de derecho que ha incorporado hace algunos años mecanismos de protección al ambiente por medio de instrumentos legales e instituciones, como el Ministerio de Ambiente y Energía (MINAE), la Secretaría Técnica Nacional Ambiental (SETENA) y el Tribunal Ambiental, entre otras.
Es necesario que la opinión pública sepa, que toda esta institucionalidad, ha sido creada con el afán de proteger y conservar los Recursos Naturales de Costa Rica bajo un esquema de Desarrollo Sostenible, siendo esta, la única opción válida y viable para una Costa Rica próspera y respetuosa del ambiente, sus recursos y sus habitantes.
Costa Rica ha sido un bastión de la Democracia en América Latina, con un sistema pacifista y respetuoso de los derechos humanos, pero pareciera que esto ha sido mal interpretado por estos “grupúsculos”, como los llama don Miguel, ya que ellos se han apoderado de la ley y la opinión, con el timo de proteger y salvar a Costa Rica de la voracidad empresarial, pero en realidad esto sólo es una pantalla para obtener de esa forma beneficio económico.
Este cáncer que hemos visto una y otra vez, se ha venido extendiendo de forma apresurada y alarmante en el país, generando denuncias sin fundamento, sin estudios técnicos y sin asidero legal.
Simplemente obstaculizan el progreso del país bajo la consigna de protección al medio ambiente. Es así como justifican su subsistencia ante organizaciones internacionales que los nutren con importantes fondos.
Estos organismos donantes tranquilizan de esta manera sus conciencias en países que son los grandes trasgresores del medio ambiente, culpables, en gran parte, del calentamiento global.
Esa terrible anarquía está acabando con el país. Muchos de los que hemos querido y apostado por Costa Rica, nos preguntamos: ¿Hasta dónde podrá llegar esto y en que se podrá transformar este oasis que muchos encontramos hace tan solo dos décadas atrás?
Es reconfortante haber trabajado y creído en un proceso de educación y concientización ambiental en Costa Rica, pero es inmensamente frustrante ver que hayan surgido tantos oportunistas, que se han apoderado de la verdad en torno al tema ambiental con el apoyo de algunos periodistas y medios de comunicación quienes han desteñido el verde emblemático del ambiente por el amarillismo en la noticia sensacionalista, creando de esta forma el caos en la opinión pública. La denuncia es necesaria, pero de forma responsable y con fundamento.
Por último, aplaudo el veto ejercido por el señor Presidente de la República al proyecto de ley que permitiría la celebración de Referendos Locales en materias ambientales, propuesta por el diputado Merino y otros diputados, sin sopesar las consecuencias.